En el siglo XX, la capital mexicana le daba paso a la arquitectura contemporánea pasando de los estilos decimonónicos y porfirianos influenciados por el art decó europeo a una arquitectura neoclásica y funcionalista. Para la década de 1950 la gran ciudad tenía que ceder ante el paso de la modernidad y sus rascacielos. Esta es la extraña y fascinante historia de la Torre Latinoamericana.
Ubicada en la esquina de Francisco I. Madero y Eje Central, en el Centro Histórico, esta torre tan emblemática de la capital mexicana se inauguró en 1956 como un símbolo del México que ya miraba hacia el futuro. El primer rascacielos de nuestro país alojaría a la compañía de seguros La Latinoamericana y se convertiría un monumento a la urbanidad.
Con su inauguración fue el edificio más alto de México y Latinoamérica, con 44 pisos y 182 metros de altura. Por 27 largos años fue el rascacielos más alto de nuestro país hasta 1972, cuando se terminó de construir el proyecto del Hotel de México, que más tarde sería el World Trade Center. Le daremos un repaso a la historia y algunas curiosidades de la también conocida como Torre Latino.
El proyecto de la Torre Latinoamericana
Su historia comenzó en 1946, cuando la aseguradora La Latinoamericana consiguió el permiso de construir un nuevo edificio para alojar sus nuevas oficinas. En un principio el proyecto estaba contemplado para tener 26 pisos, pero después se decidió construir el edificio más alto de Latinoamérica, una torre moderna con un total de 44 pisos de altura.
El predio elegido para su construcción alojaba parte del Convento de San Francisco, que en su tiempo llegó a ser el más grande de la Nueva España. Hoy se conserva parte de su estructura en la calle de Francisco I. Madero. Además, en tiempos prehispánicos, este lugar era la casa de animales del huey-tlatoani o emperador de México Tenochtitlan, Moctezuma II.
Así, el diseño de la torre estuvo a cargo del arquitecto mexicano nacido en Mérida, Yucatán, Agustín H. Álvarez. Con una estructura totalmente innovadora para su tiempo, hecha a base de muros de vidrio y de aluminio y con ventanas de doble panel para resistir el viento, aminorar la acústica y controlar la temperatura.
Una construcción única en su tipo
Las obras comenzaron en febrero de 1948 tras extensos estudios del suelo. Al tratarse de una zona sísmica, se trabajó mucho para implementar los las medidas de seguridad para una estructura tan alta. Su cimentación fue la primera en su tipo y después se implementó en otras grandes construcciones del mundo.
El ingeniero Leonardo Zeevaert estuvo a cargo de esta investigación del suelo. En la base de la torre se instalaron 361 pilotes que alcanzan hasta los 33 metros de profundidad, además de una cimentación especial de concreto para mantener la base de la estructura apartada del subsuelo, bien amortiguada en caso de que se diera cualquier movimiento telúrico. El rascacielos ha sobrevivido a tres grandes terremotos.
La torre se inspiró en el edificio Empire State de Nueva York. Tiene ocho elevadores de alta velocidad que serían los más rápidos en su tiempo. En su inauguración estuvo entre los 6 rascacielos más altos del mundo, y aunque en nuestros días ya hay varios edificios en la ciudad y el país que superan su tamaño, la Torre Latinoamericana sigue como un ícono de nuestra arquitectura. De hecho, su estructura sigue sin ser modificada gracias a su valor artístico e histórico.
Una visita a la Torre Latino
Este rascacielos no deja de ser imponente con su enorme estructura y su pararrayos de más de 50 metros de altura, y aún más levantado entre los edificios coloniales y de arquitectura clásica que encontramos en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Es una joya que sirve como inspiración en la creación de nuevos rascacielos.
No le faltan los lugares de interés que pueden servir como pretexto para visitarla. Entre ellos tenemos el histórico Museo del Bicentenario en el piso 36, una cafetería y tienda de recuerdos en el piso 37, la exposición permanente “La Ciudad y la Torre a través de los siglos” en el piso 38, el restaurante Miralto en el piso 41 y su terraza con mirador en el piso 44.
Este rascacielos marca el salto hacia la modernidad que dio la CDMX en la década de 1950 y a sus casi 70 años de edad representa toda una era. Hoy podemos decir que es otro de los fascinantes monumentos históricos, que encontramos en el Centro Histórico capitalino. No dudes en darte una vuelta para visitarla.
La Torre Latinoamericana está en Eje Central Lázaro Cárdenas 2, Centro Histórico de la Ciudad de México, a unos pasos de la estación del metro Bellas Artes (y del Palacio de Bellas Artes).