La XVIII Legislatura: De la Simulación a la Sumisión
Desde el inicio de la XVIII Legislatura, el 3 de septiembre, hemos sido testigos de una sorprendente transformación en la dinámica del Poder Legislativo en Quintana Roo. A tan solo una semana de su instalación, se ha confirmado una notable sumisión del Legislativo hacia el Ejecutivo, una tendencia que no es nueva, pero que en esta ocasión se ha evidenciado con particular claridad.
Durante los primeros días, la Legislatura realizó un total de ocho sesiones: cuatro protocolarias y cuatro para la aprobación de iniciativas. Entre estas iniciativas destacaron las propuestas de reconformación del Tribunal de Justicia Administrativa y la renovación de la Fiscalía Anticorrupción. Sin embargo, lo que inicialmente se presentó como un proceso de apertura y cercanía con la ciudadanía pronto mostró signos de opacidad y falta de debate.
Las reformas a la Constitución Política del Estado se aprobaron con una rapidez alarmante. Las iniciativas fueron turnadas a las comisiones el mismo día de su instalación y, sin un debate significativo, se aprobaron en el pleno antes de ser enviadas a los cabildos. Entre las reformas más controvertidas se encuentra la ampliación del mandato del Fiscal Anticorrupción a doce años y la modificación de los requisitos de edad para los cargos de Fiscal General y Fiscal Anticorrupción. Esta reducción de la edad a treinta años parece haber sido diseñada específicamente para el nuevo Fiscal Anticorrupción, Edgar Ramírez Morales, quien, con 33 años, cumple justo con el nuevo requisito.
A pesar de los cambios sustanciales, el proceso se llevó a cabo sin cuestionamientos ni debates, y el currículo de Ramírez Morales no está disponible en los registros oficiales, lo que plantea dudas sobre su idoneidad para el cargo.
Además, el 10 de septiembre, el Congreso de Quintana Roo se convirtió en el tercero en aprobar la modificación a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en una sesión que se realizó en un tiempo récord. La falta de debate y la celeridad del proceso han sido criticadas, especialmente considerando la transgresión de los valores del partido mayoritario, que en su mantra proclama “no robar, no mentir, no traicionar al pueblo”. Esta nueva actitud revela una preferencia por la eficacia sobre los principios, un cambio que será recordado por la aprobación apresurada y sin cuestionamientos de figuras polémicas.
Este periodo de la Legislatura deja claro que la nueva generación de políticos en Quintana Roo ha optado por avanzar rápidamente a expensas de la transparencia y el debate público. Queda por ver qué otros cambios se producirán bajo esta nueva dinámica de poder.