
PORT MORESBY (EFE).— El papa Francisco participó ayer en Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, un encuentro con cientos de niños con problemas de pobreza, abandono y discapacidad, atendidos por asociaciones católicas y los confortó asegurando que “todos somos un don bellísimo”.
En su primer día oficial de visita al país, el Papa acudió a la escuela técnica de Cáritas en la capital para encontrar a los niños de los que se ocupan las dos asociaciones “Street Ministry” y “ Callan Services”y oyó las preguntas de una niña que vive en la calle y un niño con discapacidad.
Papúa Nueva Guinea figura entre los más pobres del mundo y con una alta tasa de violencia contra las mujeres y los niños.
Preguntas difíciles
“¿Por qué no soy como los demás? ¿Por qué este sufrimiento? ¿Hay esperanza también para nosotros, ¿Por qué no tenemos oportunidades como los demás niños y cómo podemos ser útiles para hacer nuestro mundo más hermoso?”, le preguntaron.
Francisco les dijo que son preguntas muy difíciles, pero que la única respuesta era que “ninguno es como los otros porque somos únicos delante de Dios” y que “hay esperanza para todos”.
Y añadió que “cada uno en el mundo tiene un papel y una misión que ningún otro puede realizar y esto aunque es duró dará un mar de alegría”.
Donar amor
El Papa, que observó a los niños bailar sus danzas tradicionales, les explicó que “la paz y la alegría son para todos” y que aunque “todos tenemos límites (…) esto no es lo que determina nuestra felicidad, sino el amor que ponemos en todo lo que hacemos”.
“Esto es lo más importante. Donar amor y acoger con los abrazos abiertos el amor de quien nos quiere”.
El Pontífice los confortó al asegurarlos que “somos todos dones bellísimos de Dios”.
También quiso agradecer a todos los que se ocupan de estas asociaciones benéficas en este país de mayoría cristianas, de los que el 30% son católicos. “Gracias porque trabajan con amor. Dejen encendida esa luz que es una señal de esperanza para nuestro mundo que es tan egoísta y preocupado por los cosas que no cuentan”, dijo.
Llamado a la paz
Domingo ya en Papúa Nueva Guinea —México está 16 horas atrás—, Francisco celebró la misa en que llenaron el estadio “Sir John Guise” de Port Moresby, ante cerca 35,000 fieles, y posteriormente, durante el Ángelus, hizo un llamado contra el armamentismo y la explotación de la casa común.
Al término de la ceremonia, Francisco pidió que la Virgen María fortalezca la unión de las familias, que haga hermosos y valientes los sueños de los jóvenes, que sostenga y consuele a los ancianos, que conforte a los enfermos y a los que sufren.
“Y desde esta tierra bendecida por el Creador, quisiera invocar junto a ustedes, por intercesión de María Santísima, el don de la paz para todos los pueblos. En particular, lo pido para esta gran región del mundo entre Asia, Oceanía y el Océano Pacífico”, agregó.
“Paz, paz para las naciones y también para la creación. No al armamentismo ni a la explotación de la casa común. Sí al encuentro entre los pueblos y las culturas; sí a la armonía del hombre con las criaturas”.
Francisco realizó este llamamiento en el país que está considerado el tercer pulmón del planeta y que más está sufriendo los efectos del cambio climático debido al alzamiento de los océanos y con las catástrofes naturales cada vez más intensas y frecuentes.
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