Pasa algo muy curioso cuando te metes de lleno en el skateboarding… Constantemente, empiezas a ver estas compilaciones en video que las compañías (dígase medios, marcas de ropa, fabricantes de tablas y accesorios o hasta skateparks) realizan de la mano de diferentes patinadores.
Yo recuerdo con cariño el video In Bloom, lanzado por la revista Transworld Skateboarding en el 2002. Ahí había una videoparte que le correspondía a quien eventualmente se convertiría en mi ídolo y referencia mientras estúpida e infructuosamente intentaba emular sus trucos: Tony Trujillo.
Su apodo también era curioso; le decían “TNT”. Y luego de ver más videos suyos, entendí porqué le apodaban así. El tipo tenía un estilo agresivo y divertido para patinar, sobre todo en los bowls, y nada se comparaba con lo que se podía ver en ese video que sorpresivamente tiene más de 20 años ya.
Sin embargo, no solo se trataba de Tony detonando los skateparks, las piscinas o los barandales de las calles. Ese clip suyo en el In Bloom de Transworld venía musicalizado por “Kickstart My Heart” de Mötley Crüe, que encajaba perfecto con la agresividad y la energía que Trujillo proyectaba.
Y ciertamente, la canción era este ‘elemento indirecto’ (por llamarle de alguna manera) que te contagiaba la euforia del patinador en esos videos de skate…
Entre la música y el skateboarding
En instantes como ese, te das cuenta de lo importante que es la música dentro del skateboarding. Mientras más videos ves, no solo te adentras en los patinadores; también empiezas a buscar las canciones que acompañan tus clips favoritos para descargarlas y hacer tu lista de reproducción para patinar.
O sin irnos tan lejos, ahí están los videojuegos de Tony Hawk’s Pro Skater. Más allá de la jugabilidad, esta saga impactó profundamente en la cultura popular gracias a su banda sonora.
El primer juego de la saga incluía “Police Truck” de los Dead Kennedys, así como canciones de bandas icónicas como Primus, Goldfinger, Suicidal Tendencies, The Vandals…
Aquella selección musical, compuesta principalmente por temas de bandas de metal y sobre todo punk, no es fortuita. Si se trata de música, el skateboarding siempre tuvo una estrecha relación con esos estilos, esto debido a su carácter contracultural.
Por ello, algunas vertientes como el skate-punk se hicieron grandes en los 90, por poner un ejemplo. Pero el legado musical y cultural del skate data de bastante tiempo atrás….
La historia del skateboarding: La inspiración en el surf
La historia del skateboarding es bastante ambigua, pero diversas fuentes aseguran que su etapa prehistórica se remonta a las décadas de los 40 y 50 en California, esto como una actividad inspirada en el surf, deporte acuático que había llegado al sur californiano procedente de Hawái.
El surfing estaba en su apogeo impactando en la cultura popular con apariciones televisivas, en películas y generando un interés importante que incluso provocó que se empezaran a realizar los primeros concursos.
Sin embargo, se presentó un inconveniente para los surfistas: llegaban temporadas en que no había buenas olas –o de plano el oleaje era nulo– en las playas de California.
La solución a la falta de oleaje
Para compensar esas temporadas sin oleaje, los surfistas diseñaron un prototipo de tabla para trasladarse por las calles simulando que ‘surfeaban en el asfalto’. A ciencia cierta, no se sabe a quién se le ocurrió esa idea, pero algo grande estaban armando…
Aquellos diseños se basaban en cajas o pedazos de madera a los que les montaban las ruedas de los llamados roller skates, es decir, los clásicos patines de cuatro ruedas (dos traseras y dos delanteras).
Las primeras patinetas nacían así, aunque la actividad aún no se denominaba como ‘skateboarding’, sino como ‘sidewalk-surfing’. Y si lo vemos desde este punto de vista algo prehistórico, los cimientos del skate se originaban de una manera no solo artesanal, sino con una ideología muy DIY (do it yourself/hazlo tú mismo).
Las primeras marcas que fabricaron patinetas
Al igual que el surf, el entonces llamado sidewalk-surfing ganaba popularidad principalmente en California. Pero fue hasta finales de la década de los 50 e inicios de los 60 cuando el término empezó a evolucionar a ‘skateboarding’. Y esto, se dio de la mano de los primeros intentos comerciales.
Como menciona el Skateboarding Hall Of Fame, el expiloto de la Marina de EEUU, John Humphrey, fue el primer comerciante que patentó una licencia de skate. Esto lo hizo en 1958 cuando fundó junto a su socio Albert C. Boyden la compañía Humco.
Ellos fueron los primeros en fabricar y vender un modelo de patinetas a base de tablas de madera chapada con llantas de metal. Y solo unos años después, verían su competencia crecer cuando aparecieron otras marcas como Roller Derby, Val Surf, Makaha, Greg Noll que ampliaban la oferta del surf hacia el skate.
La industria crece: El aspecto deportivo y comercial se asienta
En ese sentido, se considera la década de los 60 como el momento en que el skate dio sus primeros pasos importantes en el tema deportivo y comercial. Ya no era una actividad lúdica per se, sino un fenómeno que establecería una industria de gran alcance.
Como la tienda Shredz menciona en su reportaje A Brief History Of Skateboarding, la marca Makaha, nacida en 1963, fue la primera en establecer un equipo de skateboarding, alentando a otras marcas a componer sus propios colectivos –muchos de ellos como subdivisiones de marcas de surf– para competir en diferentes concursos.
La creciente cantidad de equipos y competencias también impactó en los medios de comunicación. De esta manera, se estableció en 1964 The Quarterly Skateboarder, revista pionera especializada que un año después se rebautizó simplemente como Skateboarder.
La industria crecía más allá de la fabricación de tablas en esos años y para 1966, en la ciudad californiana de Anaheim, se fundaba una de las tiendas de calzado más importantes: Vans. Si bien inició como una marca de tenis enfocada en el skate, en años recientes hemos visto cómo se ha diversificado dentro del mercado de la moda.
El aspecto deportivo y cultural se asentaba, pero la parte más cultural de a poco encontraba su espacio…
De lo popular a lo underground: La cultura del skater en California
De medidos de los 60 a inicios de los 70, algunos skaters lograron posicionarse como celebridades tempranas del skate. Por ejemplo, la legendaria Patti McGee, considerada la primera mujer skater profesional, apareció en portadas de importantes revistas como Life en una de las imágenes más icónicas de la historia del skateboarding.
McGee no solo acaparó la vista en publicaciones impresas, sino que consiguió salir en televisión, tanto en programas como en anuncios, como el que filmó para New England Bell Telephone. Ya por esos tiempos, ella era una de las pocas que logró obtener contratos por patrocinios y pagos por realizar demostraciones.
Su estatus como campeona nacional de skateboarding era notable y ciertamente, al ser una figura nacida y criada en las áreas del sur como San Diego y Santa Mónica, reafirmaba a la escena californiana como epicentro del skate a nivel nacional.
Aparece el Zephyr Team y los Z-Boys
Justamente, en los alrededores de Santa Mónica y Venice Beach hacia mediados de la década de los 70, se empezaba a gestar una de las partes más importantes de la historia del skateboarding: la aparición del Zephyr Team y los llamados Z-Boys.
Ellos representaban a la tienda Zephyr de Skip Engblom, un conocido surfista de la zona que junto a su socio Jeff Ho, administraban un equipo de surf que contaba con varios jóvenes de la zona quienes trabajan ahí, y eventualmente también formaron parte del equipo de skate.
Entre esos chicos se encontraban Nathan Pratt, Stacy Peralta, Tony Alva y Jay Adams, quienes pronto se hicieron los más reconocidos del equipo de skate. La aparición de los Z-Boys le dio una segunda vida a este deporte que de alguna manera había perdido un poco la esencia del do it yourself.
Renació el ‘lado punk’ del skateboarding
Algo que caracterizó a los Z-Boys fue su estilo de patinaje agresivo, el cual además replicaron de sus días como surfistas amateur. Pero el equipo Zephyr se encargó de revolucionar la historia del skateboarding agregando un elemento punk, rebelde y desobediente a la escena de Venice y Santa Mónica conocida como ‘Dogtown’.
Hacia mediados de los 70, aquella zona de California se enfrentó a una severa sequía por el calor. Por ello, el gobierno restringió el agua y solo se permitió su uso para actividades esenciales. Eso provocó que algunas familias –las de mayor poder adquisitivo– dejaran sus albercas vacías.
Los Z-Boys, que venían de familias de clase obrera, aprovecharon las albercas vacías para patinar, replicando así lo que hacían en las playas cuando surfeaban. Y también se volvió más accesible poder hacer todo tipo de maniobras gracias a la implementación de las ruedas de uretano, que se adherían más fácil a las superficies que las de metal u otros materiales.
Por supuesto que era ilegal allanar las piscinas privadas para hacer skate, por lo que constantemente esas sesiones de patinaje se veían interrumpidas por los dueños de las casas o la policía. Pero esto se convirtió pronto en una tradición dentro de los círculos underground de patinadores.
Con ello, surgieron los primeros indicios del skate vertical, mejor conocido como vert. Las rampas modernas y bowls en skateparks se inspiran en esa tradición de patinaje en las albercas en los 70, la cual popularizaron los Z-Boys devolviéndole el espíritu punk transgresor y contracultural a esta actividad.
El skate-punk
Podríamos considerar la aparición de los Z-Boys como un primer vínculo entre la música y el skate. Quizá no de manera directa, pero sí en cuanto a lo que representaba en el aspecto contracultural e influencia, sobre todo a finales de los 70 e inicios de los 80.
El propio Tony Alva no solo era skater, sino que ocasionalmente tocaba con bandas de punk rock como los Skoundrelz. Por otro lado, Jim Muir, otro conocido miembro del Zephyr Skate Team, era hermano de Mike Muir, quien se hizo conocido como vocalista de Suicidal Tendencies, una de las bandas más populares de hardcore punk y crossover thrash de los 80 y 90.
La influencia del skate está muy presente en la música y videografía de Suicidal Tendencies, y su homenaje más concreto está en la canción “Possessed to Skate”.
Entonces, no sería extraño pensar en que Jim Muir y su etapa con los Z-Boys impactaron en Mike y en su banda. Pero no se detiene ahí… Cuando el skate se estableció en el sur de California, coincidió precisamente con el surgimiento de una importante escena local punk y hardcore punk.
Bandas como Dead Kennedys, Social Distortion, Black Flag, Bad Religion, Circle Jerks, Adolescents, The Vandals o Descendents eran parte de una escena que apareció como alternativa al punk rock que se había capitalizado y hecho popular tanto en el Reino Unido como en Nueva York.
Incluso se recuerda la escena de Nardcore (compuesta por bandas de la ciudad de Oxnard) como otra subcultura que reforzó el surgimiento del skate-punk.
Todas esas bandas, principalmente nacidas en el sur de California, encontraban en los circuitos underground un vínculo con skaters que eran fans, roadies o hasta vocalistas como el propio Henry Rollins de Black Flag, quien llegó a aparecer en promocionales de la reconocida marca Independent Trucks.
“Eran pobres. Era como volver a los años 50 [con algunos artistas afrodescendientes de R&B de escasos recursos]. Y sabía que todos eran skaters, porque entraban al estudio con sus patinetas“, contaba a Loudwire Doug Moody, fundador de Mystic Records, sello reconocido por albergar a parte de la movida del skate-punk.
La esencia que conectaba al punk y el skateboarding se podría resumir en este lema de los 70 conocido como “Skate and Destroy”, el cual delineó la ideología que conectaba a estos ámbitos. Años después, en los 80, la banda hardcore The Faction (que tuvo al reconocido skater Steve Caballero como miembro) bautizó una de sus canciones con ese lema….
Debido a su cercanía con otros estados como San Francisco o Hollywood, eventualmente el skate-punk se diversificó permitiendo a los patinadores y bandas acercarse a otros estilos musicales como el heavy metal. Bandas como los propios Suicidal Tendencies o Dirty Rotten Imbéciles adoptaron esos elementos abriendo el paso al crossover thrash.
Sin embargo, una semilla importante del skate-punk se mantuvo hasta los 90, impulsada principalmente por Bad Religion y el sello Epitaph Records. propiedad de la banda.
Esta discográfica se encargó de darle espacio a una camada de artistas californianos que comandaron lo que se considera la segunda gran ola del punk rock. NOFX, The Offspring y Rancid fueron sus actos insignia por un largo tiempo, manteniéndose ligados estrechamente en el gusto de la escena skater de California.
Sin pertenecer a ese sello y sin identificarse plenamente como skate punks, Green Day también formaba parte de esa camada noventera. Y ciertamente con Dookie de 1994, abrieron paso a lo que se conoció eventualmente como pop punk, estilo que Blink-182 (más identificados con la temática skateboarding en canciones y videos) capitalizó a finales de los 90 e inicios de los 2000.
El skate prevalece en los medios y se forja la industria de los videos en los 80
Si en los 60 se empezaba a comercializar, los 80 se convirtieron en la parte de la historia del skateboarding donde se confirmó que era una actividad masiva. En lo mediático, la aparición en 1981 de la revista Thrasher (que obtiene su nombre del slang californiano para referirse a un skater destacado) y la revista Transworld en 1983 demostró que esto era algo más que un fenómeno contracultural.
Estas publicaciones impresas no solo estaban especializadas en el skate, sino que ofrecían espacios para hablar de música, reforzando así el vínculo entre el deporte y el arte. Pero ese vínculo se vería todavía más fortalecido con la industria de los videos de skate.
Es cierto que ya se hacían videoclips de este estilo desde décadas atrás, pero no había un proceso artesanal, estético ni artístico tan específico como el de los productos que empezaban a lanzarse en la década de los 80.
En ese sentido, se considera que la marca Powell Peralta (fundada por George Powell y el ex Z-Boy, Stacy Peralta) fue pionera en los videos de skate, especialmente con la saga de videos de la Bones Brigade.
La Bones Brigade fue un hito en la historia del skateboarding al tener de integrantes a varios de los patinadores más revolucionarios del momento: Steve Caballero, Lance Mountain y sobre todo, Tony Hawk (leyenda del skate vert) y Rodney Mullen (precursos del freestyle que creó varios de los trucos que hoy se implementan en el street skate).
El primer video de ese equipo, titulado The Bones Brigade Video Show, tenía canciones de iban desde el hardcore punk hasta el blues, el jazz, salsa, funk, rock, ska, entre otros géneros.
A partir de entonces, todas las marcas de skate, desde fabricantes de tablas y equipo hasta ropa, calzado y revistas, encontraron un modelo de negocio importante: patrocinar skaters, darles herramientas para patinar, convertirlos en la imagen de las marcas y pagarles, convirtiendo al skateboarding en una forma de ganarse la vida.
Reflexión: El skate como elemento de la cultura pop
Como hemos visto, el skate tuvo algunos momentos de reconocimiento muy breve en medios masivos. Después, adoptó un enfoque más contracultural, que en esencia se mantiene hasta nuestros días.
Pero como sucede regularmente con las expresiones de la contracultura, la historia del skateboarding también llegó al punto de introducirse por completo en la cultura popular.
O en el mejor de los casos, el skate ya no era ajeno a otros ámbitos musicales, artísticos, deportivos y del entretenimiento de mayor alcance social. Ya era visto como un elemento gran valor para esas cosas.
Bandas como Sonic Youth, más identificadas dentro del rock alternativo y ajenas a la escena skate-punk, lanzaban videos como el de “100%” donde se podía ver al patinador Jason Lee haciendo lo suyo. El propio Lee logró forjar una carrera como actor y apareció en series reconocidas como My Name is Earl.
El Warped Tour, que se realizó de 1995 al 2019, se convirtió en el festival musical itinerante más importante del mundo. El patrocinio de Vans ayudó a ligar estrechamente el evento al skate, mientras que la entrada de dinero permitió diversificar los line-ups de artistas, consiguiendo el reconocimiento internacional.
El hip-hop, que estaba en los 90 en su punto de auge, se convirtió en la nueva música que adornaba muchos videos de skateboarding. Sobre todo de aquellos que se enfocaban en esta nueva corriente del street skate que salía de los skateparks y albercas para tomar barandales, paredes, montones de escaleras y cualquier locación callejera o de espacios públicos para patinar.
La aparición en los 90 de los X Games como iniciativa de la cadena televisiva deportiva ESPN, llevó a un nivel masivo los concursos de skate. Eso impulsó las carreras de leyendas como Tony Hawk, quien se convirtió en una celebridad absoluta.
El propio Hawk amasó una fortuna y una figura mediática importante que lo llevó a crear su saga de videojuegos, a aparecer como invitado en programas como Los Simpson (donde Bart patina como sinónimo de su rebeldía) y Jackass, uno de los programas de MTV más populares que contaba con skaters como Bam Margera como parte del elenco.
La historia de los Z-Boys, que era una leyenda de nicho del skate, llegó al cine de la mano de Stacy Peralta y la directora Catherine Hardwick con la película Lords of Dogtown del 2005. Actores y actrices como Heath Ledger, Sofía Vergara, América Ferrera y Emile Hirsch aparecieron en esa película.
Marcas como Nike o Adidas decidieron crear calzado especializado para skate y abrieron sus equipos profesionales. Y en el terreno deportivo, en el 2020 el skateboarding se convirtió en disciplina olímpica en los Juegos de Tokio.
Cómo ha cambiado la historia del skateboarding, ¿no? Pero incluso cuando ya es un elemento de la cultura popular, no se siente que haya perdido la esencia contracultural, punk y de libertad que forma parte de su naturaleza.
Y en ese sentido, lemas como el “Skate and Destroy” o el “Skate or Die” siguen –y seguirán– vigentes siempre.
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