París. Para muchos, la capital francesa es la metrópoli más hermosa del mundo, y una de las más extensas en términos de cultura. París es la ciudad del amor, la ciudad de la luz (esto no es tan romántico, pues en realidad, fue el primer lugar en Europa donde se utilizaron lámparas de gas en el alumbrado público)… bellísimo todo.
Por eso, París se ha convertido en el escenario perfecto para contar un sinfín de historias. Es tan idílica esta ciudad, que los artistas más asombrosos en la historia del arte, se mudaron para inspirarse. Y el cine no ha sido la excepción. París es un pretexto, es un escenario y es un personaje.
Entonces, aprovechando el encanto que hay en París por los Juegos Olímpicos de este 2024, nos armamos una pequeña lista de películas que han utilizado a la ciudad francesa para contar historias de amor, de abandono, de muerte, de triunfos y fracasos.
The 400 Blows
Hay varios directores que debutaron con los mejores títulos de su filmografía. Y no es que hayan decaído, sino que esa primera película marca un antes y un después en el cine, en su historia, en las narrativas, en todo. Y ese fue el caso de François Truffaut con The 400 Blows (Les 400 coups).
Esta película, la cual entra en la Nouvelle Vague del cine francés (al ratito encuentran otra cinta de esta escuela), llegó en 1959 para hacer un análisis de lo que significa pertenecer y tener un hogar. Y no hablamos de pertenecer a un grupo social o una época, sino a un momento que podría ser decisivo.
A través de Antoine, un niño casi adolescente que siempre falta a clases, vive en un pequeño apartamento y dice mentiras (porque si a veces dijera la verdad no le creerían), hacemos viajamos a través de París en busca de ese momento en el cual se sienta parte de algo.
Los padres de Antoine no le hacen mucho caso, y el niño descubre (o así lo cuenta) que su madre lo quiso abortar. Sabe que no es apreciado en su casa. En la escuela está ausente, y cuando toma la decisión de huir de todos esos lugares, roba una máquina de escribir para venderla y sobrevivir. Pero no hay un comprador, y las cosas se complican cuando es arrestado.
El final de The 400 Blows no es un final como tal. O al menos no a los que estamos acostumbrados de ver un cierre, ya sea para bien o para mal. Antoine ve el mar y rompe la cuarta pared mirando directamente a la cámara en una imagen estática. Esta historia es una parte de un relato mucho más extenso.
Por eso, a esta cinta le siguieron otras cuatro películas que siguen la vida de Antoine. Pero es la primera la que es un clásico, una de las cintas más importantes del cine francés, y un ejemplo perfecto de la narrativa que los directores de la New Wave adoptarían.
The 400 Blows está disponibles en MUBI.
Midnight in Paris
En la mayoría de las películas de Woody Allen, la ciudad es un personaje más. Quizá su mayor protagonista sea Nueva York; pero sin duda, el imaginario parisino también juega un papel importante. Y esto lo podemos ver muy claramente en Midnight in Paris de 2011.
Midnight in Paris es una comedia romántica protagonizada por Owen Wilson (en una especie de imitación de Allan bastante buena), Rachel McAdams (en uno de los personajes más odiosos) y Marion Cotillard (tan encantadora como siempre). Estos tres personajes se encuentran en París, pero en distintas décadas del siglo XX marcadas por la creación artística (y la reunión de un cúmulo de artistas destacados en la capital francesa).
Gil es un escritor que se dedica a escribir guiones taquilleros para Hollywood y que está comprometido con Inez, una mujer un tanto berrinchuda que le pide a su futuro esposo acompañar a sus padres a París por un tema de negocios. Este viaje despierta en Gil sus viejos deseos de vivir en esta ciudad y convertirse, por completo, en un escritor.
Su idea es vivir el sueño parisino que alguna vez experimentaron sus ídolos literarios como Ernest Hemingway o Scott Fitzgerald, y en realidad, todos los escritores, pintores, músicos y artistas que revolucionaron el mundo del arte desde este lugar.
¿Pero qué sucede si tus deseos son tan grandes que te encuentras directamente con ellos? Midnight in Paris es un homenaje a París, y como una ciudad tan extensa y bella, participó en el desarrollo de diversas disciplinas que marcan una pauta en las expresiones artísticas actuales. Pero también sobre el precio de añorar algo que no corresponde a la actualidad de los individuos.
Midnight in Paris está disponible en Netflix.
La haine
No exageramos al decir que La haine es una de las mejores películas francesas, además de ser una de las más exitosas entre la crítica y las audiencias. Se le puede considerar un clásico a casi 20 años de su estreno. Y en parte, eso es gracias a la narrativa que implementó su director, un joven que en 1995 tenía apenas 27 años: Mathieu Kassovitz.
Kassovitz nos lleva a los banlieues o las perfiérias de París en donde vive una mayoría migrante y desfavorecida, excluida de la élite de la capital, la cual está protegida por la policía. Aquí conocemos a Vinz, Hubert y Saïd, tres jóvenes de orígenes diversos y con quienes hacemos un viaje de unas 24 horas entre su barrio y el París de las películas.
Vinz está enojado porque un conocido, un sujeto llamado Abdel, recibió una golpiza por parte de la policía. La cosa es que si Abdel muere, Vinz le disparará a un policía con un arma que les robó. Hubert y Saïd se suman a la furia como cuando compartes el sentimiento de un amigo, pero no se involucran del todo.
Sin embargo, los acompañamos entre las noticias de fuertes protestas por la constante brutalidad policiaca que se relaciona, de manera muy obvia, con el racismo y la discriminación de las sociedades occidentales que abrazan la multiculturalidad en el discurso pero no en la práctica.
En La haine, cuya traducción al español es El odio, entendemos que no es odio lo que sienten, pues este sentimiento no se refleja en algo que desconoces, sino furia, furia pura. ¿Por qué? Porque el odio es algo que se percibe frente a lo que nos parece cercano y rechazamos. Y la cosa es que los tres protagonistas nunca han formado parte de la cultura francesa; y no por decisión propia, sino por exclusión.
Todo el recorrido por París y su regreso a casa, lo vemos a través de Vincent Cassel, Hubert Koundé y Saïd Taghmaoui en una película que formó parte de Cannes y ganó el premio en dirección para Kassovitz con su segunda película.
La haine está disponible en MUBI (pero córranle porque le quedan poquitos días).
Before Sunset
Before Sunset es la segunda entrega de la trilogía de Richard Linklater construida con y a través de Ethan Hawke y Julie Delpy. Y quizá no es la mejor de las tres cintas, pero es la que concentra el principio de una relación formal entre los personajes de Jesse y Celine.
Si de plano no tienen idea de qué les estamos hablando, aquí les va un poco de contexto. En 1995 Linklater estrenó Before Sunrise, una película que primero se sostiene por los diálogos entre Jesse y Celine, un joven estadounidense y una francesa que se encuentran en un tren. Se flechan desde un principio, y una decisión inmediata, deciden pasar todo un día y noche en Viena.
¿Qué hacen? Platican, pero también se enamoran. Al cierre, deciden verse en un lapso de seis meses, pero dejándole la suerte al romance, pues no se comparten ningún tipo de contacto. 10 años después, en Before Sunset, descubrimos que no se encontraron en aquella estación, y ahora, Jesse es un escritor consagrado que visita París para presentar su libro (basado en aquella experiencia).
Celine va a buscarlo y hacen lo mismo que en Viena, pero esta vez el escenario es París, y tienen menos de 24 horas para ponerse al corriente antes de que Jesse deba tomar un vuelo y volver a casa con su hijo y una esposa que no ama ni lo ama.
Linklater nos presenta un París que si bien va por algunos lugares conocidos, también nos muestra un espacio mucho más íntimo, un espacio que sólo los capitalinos conocen y disfrutan.
Before Sunset está disponible en Prime Video.
Ratatouille
¿Se acuerdan que hace unos cinco años la Secretaría de Cultura de Tabasco se armó un Ciclo de Cine Francés donde la función principal era… Ratatouille? Oh, sí. Decidieron que no hay nada más francés que una producción estadounidense de Pixar (como parte de Disney, la cosa más gringa que puede existir).
Ahora bien. Este no es un listado de películas francesas, sino de películas que utilizan a París como escenario. Y así, Ratatouille puede entrarle a la contienda como una de nuestras favoritas. Dicho esto, aclarando cualquier posible confusión, hemos de hablar de ella.
Ratatouille es una película animada de 2007 que nos lleva directo a París y a uno de los aspectos más reconocibles de la cultura francesa: su gastronomía. Aquí, hay una rata llamada Remy que tiene un sentido del olfato y gusto superior al resto de su colonia, y esto, se suma a su sueño de convertirse en un gran chef como su ídolo humano, el gran Auguste Gusteau.
A través de una versión imaginada de Gusteau, y tras una tragedia en la que se separa de su familia en el campo, Remy llega a París, específicamente al restaurante del difunto icono de la cocina. Ahí conoce a un joven, sin aptitudes para la cocina, Linguini, y lo convence de cocinar “juntos” porque el lema de Gusteau era que cualquiera podía hacerlo.
Y así comienza una enorme aventura en la que la familia de Remy intenta convencerlo de que los humanos son unos seres despreciables que buscan exterminarlos (a pesar de que ellos mismos son los que generan esa característica un tanto repulsiva en las ratas). Y del otro lado, Linguini intenta mantener vivo el legado de su padre a la par que descubre el verdadero motivo para hacerlo.
Ratatouille está disponible en Disney+.
Cléo from 5 to 7
La primera vez que vimos Cléo from 5 to 7 (Cléo de 5 à 7) de Agnès Varda, comprendimos en su totalidad la fascinación que el mundo siente por París. Esta película, protagonizada por la hermosa Corinne Marchand, recorre la capital francesa mientras una mujer camina preocupada.
Cléo espera el diagnóstico final e un posible cáncer. Y mientras se reconcilia con la vida a través de la idea de muerte, realiza un viaje por París que Varda logró capturar de una manera tan íntima, que la percibimos como una salvación.
En Cléo de 5 a 7, París es una ciudad que marca la pauta para reconocer todo lo que construye la realidad de una persona como la protagonista. No sólo son calles o edificios, cafés y restaurantes, son colores, aromas, ropa, aves, música, películas, protestas, personas, y una mujer que tiene miedo no necesariamente de morir, sino del dolor. ¿La muerte duele… y si sí, duele más que vivir con miedo?
Esta película fue la segunda producción de Agnès Varda, posiblemente la más grande directora de todos los tiempos y una de las representantes de la Nouvelle Vague en el cine francés. Esta película es perfecta, y nos revela las maravillas de lo ordinario, y cómo un sombrero de invierno en pleno verano, unas palomas en las calles o una canción triste, pueden reconciliarnos con la idea de existir y todo lo que conlleva.
Cléo from 5 to 7 está disponible en MUBI.
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