Glass Animals está de vuelta con I Love You So F***ing Much, un disco con los sentimientos expuestos, que se aleja de su sonido basado en loops pegajosos al que nos habían acostumbrado con Dreamland (2020). En producción repite Dave Bayley, frontman de Glass Animals, que por esta vez giró hacia el maximalista synth pop dejando atrás el minimalismo que la banda tenía en sus orígenes.
Desde el primer momento, la banda nos sumerge en un torbellino de sonidos, experimentando con ritmos pegajosos y letras que van directo al corazón. El título del álbum no es casualidad, cada canción es una declaración de amor, desamor, nostalgia y esperanza, todo en un mismo paquete.
Glass Animals repite las bases consolidadas de una banda que ha tenido canciones inmensas
Para bien y para mal, Glass Animals ha creado rolones que sonaron en su lanzamiento por todos lados, y confiaron en la fórmula de su éxito para recrear después de su magnífico Zaba (2014) lo planteado en su disco debut.
“Gooey”, “The Other Side Of Paradise” y “HeatWaves” mostraron que una banda pop podía colocar éxitos bien trabajados y que no se acoplaban a los moldes de superestrellas del género. El sentido de rhythm and blues matizado con lo-fi de la banda nos ha encantado a través de sus discos.
Para esta entrega, el cuarteto se aparta de los ritmos que coqueteaban con el r&b y se centra en el synth pop producido por Dave Bayley, el vocalista de la banda. Este disco nos lleva a través de sus propias experiencias, compartiendo sus vulnerabilidades y miedos sin filtros. Su voz, a veces suave y melancólica, otras potente y llena de energía, es el hilo conductor de la banda.
Glass Animals modifica su sonido para incursionar en nuevos géneros, a veces con aciertos y otras con incomodidad
Algunas sorpresas de este disco nos llevan a la electronica (“Wonderful Nothing”) y a baladas que parecen un vals digital, a costa de cerrar un disco con fuerza, centrándose en el desamor después de una relación amorosa. Encontramos mucha presencia también de cuerdas a lo largo del disco, con más introducción y salidas en este disco.
En esta ocasión, inclusive los Glass Animals se pusieron muy cursis con letras como la que escuchamos en “Creatures in Heaven”, una oda al amor que tiene de fondo progresiones en teclados que parecen salidos de una canción de cuna. En voz de Dave, se cuestiona si la persona que ama sabe cuánto la extraña en verdad, y define quién es por haber sido creado para a quien ama.
Ahora, hay bastante inspiración espacial, y le treparon a los efectos vocales en rolas como “Show Pony” y “On the Run”, en la que Glass Animals nos coloca en una atmósfera que se siente como flotar a la mitad del espacio mientras se habla sobre la despedida en una relación.
A pesar de ser un disco con bastante exploración, la banda no logra conseguir los momentos icónicos de loops minimalistas que tan bien les habían salido en los antecesores de este cuarto LP de estudio. Veremos cómo equilibran en vivo este álbum mucho más introspectivo con los anteriores, más acelerados y pegajosos.
Glass Animals tiene una gira programada por Europa y Estados Unidos durante el resto de 2024. Para este lanzamiento, tienen un par de versiones físicas con arte firmado que pueden encontrar por acá.
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