Punta Allen y Chiquilá, Quintana Roo, 9 de julio de 2024.- Los pescadores de langosta de Punta Allen y Chiquilá están atravesando una temporada desafiante desde el levantamiento de la veda de langosta el pasado 1 de julio. Manuel Mendoza Argáez, presidente de la cooperativa de pescadores de Vigía Chico en Punta Allen, ha informado sobre las dificultades que enfrentan.
A pesar de una inversión millonaria en trampas para langosta en la Bahía de la Ascensión, los más de 85 pescadores aún no han logrado capturar ni un solo kilogramo de langosta debido a las adversas condiciones climáticas. Mendoza Argáez explicó que las frecuentes lluvias han mantenido el mar turbio, impidiendo que los pescadores revisen sus trampas.
El huracán Beryl, seguido por la tormenta tropical Alberto, ha agravado la situación. Aunque el huracán no causó daños graves, los pescadores perdieron ocho días cruciales para la pesca, afectando a 85 familias que dependen de esta actividad para su sustento.
Las inundaciones en el sur de Quintana Roo han deteriorado la calidad del agua, convirtiendo el mar turquesa en un tono café debido a la mezcla con agua dulce, lo que ha llevado a las langostas a refugiarse en aguas más profundas.
La infraestructura también ha sufrido daños significativos. El muelle de madera de Punta Allen está deteriorado en un 80% debido a los fuertes vientos, representando un peligro para los pescadores. A pesar de las solicitudes de reparación, hasta ahora no se ha tomado acción.
En Chiquilá, la situación es similar, según Jesús Valerio Aparicio, ex presidente de la cooperativa Langostero de Chiquilá. La turbiedad del agua ha limitado la captura a solo 500 kilos en dos días, y los precios de venta han caído considerablemente en comparación con el año anterior.