Advertencia: estas entregas contienen relatos gráficos que pueden resultar ofensivos para algunas personas, o si eres menor de edad te recomendamos mejor buscar otro tipo de material. Todos los datos contenidos forman ya parte de la historia negra de los respectivos países
¡México! El país donde ocurre de todo y, paradójicamente, no pasa nada.
Homicidio de un niño estremece a México
En mayo de 2015, un brutal asesinato de un niño de seis años estremeció a México y dio la vuelta al mundo por la saña y las edades de quienes lo cometieron.
La noche del jueves 14 de mayo de 2015 en Chihuahua, capital del estado del mismo nombre, Christopher Raymundo M., quien tenía 6 años, desapareció 42 horas luego de que se fue con Valeria, una de sus primas que le prometió comprarle alguna golosina, y lo invitó a jugar.
La tomó de la mano y fue con ella, junto con Jorge, Irvin, Jesús y Alma, quienes formaban un grupo que tenía aterrorizados a muchos de sus vecinos. Todos tenían entre 12 y 15 años.
Los niños querían “jugar a los secuestros”
Ese día, los menores, según la versión del fiscal del Estado, decidieron que querían jugar a los secuestros y les pareció que su primo Christopher de seis años resultaba perfecto para hacer de víctima.
Aprovecharon que la madre de “Cristo”, Tania, quien entonces tenía 25 años, se metió en la vivienda para vigilar el fuego que tenía en la estufa.
“Cristo” fue atado de pies y manos y, ya inmovilizado, comenzó el “secuestro”, pero la pandilla decidió aumentar la intensidad de su macabro juego e iniciaron una tortura.
Uno de los mayores le puso un palo a la altura de la tráquea con el que lo asfixiaron. El niño perdió el conocimiento, aunque aún estaba vivo, entonces comenzaron a lanzarle piedras que le acusaron graves lesiones para finalmente apuñalarlo, según explicó la Fiscalía.
La realidad de las cosas: Christopher fue asesinado salvajemente, de una forma excesivamente extraña por violenta y cruel: le apuñalaron 27 veces por la espalda, le sacaron los ojos, le rebanaron el cachete y le partieron el labio. Además, lo desangraron.
Los menores enterraron a su víctima
Luego, entre todos los integrantes de la pandilla de menores, cavaron un hoyo en la tierra donde le enterraron, colocaron unas ramas encima y pusieron un perro muerto para despistar la posible búsqueda, en la que los mismos primos participaron junto a su tía.
Su cuerpo quedó tan irreconocible cuando lo encontró la policía dos días después que no le permitieron a la madre que lo viera.
El cuerpo de Christopher no tenía una sola gota de sangre y fue usado para realizar un ritual satánico.
Tras el brutal homicidio y varias horas de búsqueda, uno de los jóvenes involucrados confesó al día siguiente y el caso fue atendido por el área especializada en menores de edad del Ministerio Público, quienes abrieron la investigación e interrogaron a los “amigos” de Cristopher.
En este momento se destapó la verdad y, al recoger las declaraciones, confiesan los detalles del brutal caso.
Sentencias para los niños asesinos
En enero de 2016 un juez sentenció a una pena de 9 años y seis meses de reclusión en el Centro Especializado de Reinserción Social para Adolescentes Infractores a Jesús, de 15 años.
Los otros menores, Irving de 12 años, Alma Leticia de 13 y Valeria Janeth de 12, se les dio sentencia de 3 años y 6 meses de libertad asistida.
Al quinto adolescente involucrado en los hechos, de nombre Jorge, de 15 años, el 25 de noviembre de 2015 el mismo juez lo declaró inimputable y ordenó su liberación debido a que presentaba un retraso mental moderado y requería atención.
El menor expresaba un lenguaje de un niño de cinco años, así como un razonamiento mucho menor que su edad física.
Casos de niños asesinos que estremecieron al mundo
Con este caso cerramos la cuatrilogía de casos que estremecieron al mundo, de asesinos cuya corta edad no les impidió realizar los más crueles actos.
Y con este caso no nos queda duda que la maldad está en cualquier lugar, incluso dentro de la familia.
Esta nota México, donde niños “aspiran” a ser secuestradores apareció primero en Diario de Yucatán.