
CIUDAD DEL VATICANO.— El papa Francisco volvió a salir ayer de los muros vaticanos y visitó por sorpresa una parroquia de la periferia de Roma para reunirse con unos doscientos niños que acuden a clases de catecismo, informó la Santa Sede.
“Esta tarde, en la parroquia de San Juan María Vianney en Borghesiana, el papa Francisco se reunió con unos 200 niños de las clases de catecismo para la primera cita de la ‘Escuela de Oración’, que comienza en este Año de Oración en preparación para el Jubileo 2025”, indicó el Vaticano en escueto comunicado.
El Pontífice se trasladó en coche hasta la moderna parroquia dedicada a San Juan María Vianney en la zona de la Borghesiana, construida en los años 80 sobre una precedente levantada en un edificio prefabricado, según los medios locales.
Allí se encontró con los menores, respondió a sus preguntas y chocó las manos con algunos, como una pequeña en silla de ruedas a la que Francisco acarició el rostro, según se puede ver en un vídeo difundido en la red social X.
Jubileo 2025
El Jubileo de 2025 se celebrará en Roma para ofrecer la indulgencia a los peregrinos bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza” y se espera que cerca de 30 millones personas visiten el Vaticano durante el Año Santo.
Se trata de su segunda salida del Vaticano después de la del día 5 pasado, cuando retomó sus visitas a las parroquias de la periferia romana tras los ritos de la Semana Santa y de varias semanas marcadas por sus problemas respiratorios.
Francisco se tomó casi cinco meses de pausa en sus planes de visitar las parroquias romanas, desde que el pasado diciembre pasara por la de San Giorgio en Acilia, después de acudir a las de Villa Verde y Primavalle.
El Papa, de 87 años, había pasado algunas semanas afectado por un problema respiratorio que arrastra por un gripe, según ha explicado, lo que le ha impedido en varias ocasiones leer sus discursos y homilías en público.
No obstante, pudo celebrar la Semana Santa con cierta normalidad —aunque con la silla de ruedas que utiliza por sus conocidos problemas de movilidad— y en sus últimas apariciones en público se ha mostrado con buen aspecto y ya ha leído sus discursos,
Sorpresa
La visita de ayer tomó por “sorpresa” a los vecinos de la parroquia de San Juan María Vianney, incluso a los propios encargados.
“¡Vaya, el Papa! No me digas…”. El párroco no había hecho la menor alusión (“¡Secreto casi guardado!”), a pesar de que el pequeño grupo de periodistas y cámaras a las puertas de la parroquia y toda la gente que había acudido en tropel desde casas, bares y negocios con smartphones en las manos, habían alertado a los niños reunidos para el catecismo.
Hubo un grito de júbilo cuando, hacia las 16 horas, apareció en la rampa exterior el Fiat 500 L blanco con matrícula del SCV (Estado Ciudad del Vaticano).
Tras saludar al párroco, padre Marco Gandolfo, y a monseñor Rino Fisichella, pro prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Sección para las Cuestiones Fundamentales de la Evangelización en el Mundo, y organizador del encuentro, el Papa Francisco hizo un gesto con la mano y de ahí surgió lo que a él mismo le gusta llamar “lío”, la “algarabía” —de la buena— de los niños que, casi como si se subieran unos encima de otros, se lanzaron hacia delante para dar la mano al Pontífice.
Una vez que estuvo adentro de la parroquia, Francisco preguntó a los pequeños: “Me han dicho: tenga cuidado, señor Papa, porque los niños arman lío. ¿Es verdad?”.
Con niños de primarias y secundarias que se preparan para la Primera Comunión, el Pontífice dedicó cerca de una hora a inaugurar la “Escuela de Oración”.
Este fue el primer encuentro de una serie de reuniones que marcarán el Año de la Oración lanzado como preparación espiritual para el Año Santo de 2025.
Un nuevo ciclo que vincula idealmente el próximo Jubileo con el Jubileo de la Misericordia de 2016, con el ciclo de los “Viernes de la Misericordia” que vio al Papa, un viernes al mes durante un año, realizar una visita sorpresa a un lugar de la capital para saludar a quienes viven en los márgenes o en condiciones de necesidad.
Para esta serie de convocatorias, se ha querido empezar por los niños.
Los pequeños de San Juan María de Vianney no se dejaron intimidar por el singular catequista que llegó a la parroquia y les hizo preguntas —tan insospechadas por su ingenuidad— sobre la muerte, los afectos a la familia y a los amigos, las penas y alegrías de la vida y la importancia de rezar. Estaban emocionados y entusiasmados, como se pudo ver ya en el momento de los saludos, cuando Francisco intentó chocar los cinco con cada uno o apoyar la mano en sus frentes.
Sólo al final se detuvo unos segundos con la pequeña Alice, en primera fila en silla de ruedas, para acariciarle la cabeza envuelta en un pañuelo.
“No les daré un discurso porque soy tedioso, pero responderé a sus preguntas”, dijo el Obispo de Roma.— EFE/Vatican News
De un vistazo
Palabras fundamentales
Francisco respondió durante 50 a las preguntas de los niños, repitiendo a coro las palabras que hay que fijar en la mente (“Gracias, perdón, lo siento”).
“Eres un filósofo”
El Papa charló amistosamente con los niños: “¡Tú ya has hablado, que hable otro!”. ”Ven aquí, dilo por el micrófono”. “Eres bueno, eres un filósofo”.
Esta nota Visita “sorpresa” del Papa a una parroquia romana apareció primero en Diario de Yucatán.