Sin duda el Caribe —con mención honorífica para Cuba— ha sido fuente de pura buena música como el mambo, la rumba, el danzón, el bolero o la salsa, cuyo ritmo ha cruzado fronteras para que más de uno mueva el esqueleto con tremendas salsas bravas y románticas.
La salsa, como género musical, ha sido objeto no sólo de la apreciación y cariño que en América Latina —y, dicho sea de paso, en todo el mundo— la gente le tiene.
Ha acumulado textos académicos. Reflexiones sobre su origen y futuro. Y, bueno, por acá el sopibecariado —Erick Dimas, Gaby Espinosa y su servilleta— aprovechó para hacer una breve lista de buenas salsas románticas (y más) para persignar la pista. ¿Ustedes cuáles agregarían?
5 buenas salsas y un pilón para persignar la pista
Peeeeeeero antes de pasar a esas 5 rolazas y su pilón, les contamos un poco de la historia de la salsa como género musical. ¿Por qué lo bautizaron así? O, ¿por qué si sus raíces están en el Caribe, floreció en la vida nocturna de Los Angeles o Nueva York?
No vayan a pensar que estamos intenseando, pero los orígenes de la salsa se remontan a la llegada de la corona española —y otros imperios europeos— a América.
Con el choque cultural que supuso este capítulo de la historia, en el que convergieron las tradiciones, religión, organización social y hasta la música de distintas comunidades —las originarias acá en América, las europeas y africanas.
En el caso del Caribe predominó la llegada y explotación de las poblaciones africanas ante el desplazamiento que los conquistadores hicieron de las comunidades originarias.
Esos cambios en los sistemas sociales repercutieron en la música, dividiéndola en “blanca” (para la clase dominante) y “negra” (para la dominada).
Aun con esta “división” comenzaron a surgir géneros que trascenderían el tiempo como la rumba, el son y danzón en Cuba. Todos a finales del siglo XIX para después llegar a México y Colombia.
¿Y la salsa Este género aparecería hasta después, en pleno siglo XX, como resultado de la mezcla de los géneros y ritmos mulatos ya mencionados.
Sólo que para que agarrara forma tuvieron que pasar otras migraciones. En este caso de los músicos, las orquestas y cantantes que salieron de Cuba hacia otros países de América, en especial a Estados Unidos, donde encontraron otros géneros como el jazz para seguir experimentando.
En Estados Unidos la ola migratoria de la música aumentó durante y después de la revolución en Cuba.
Los músicos, ya establecidos en el gabacho, siguieron experimentando con la formación de orquestas cuya música, en la década de los 60 y 70, sería bautizada como salsa; precisamente por la mezcla de ritmos.
(Sus principales exponentes serían Willie Colón o Héctor Juan Pérez Martínez, acá Héctor Lavoe. Algunos consideraron que antes de sus orquestas, la salsa ya existía y no necesitaba de un nombre para ser reconocida).
¿El resto? Sería una historia más conocida que llegaría a manera de canciones que han formado parte de nuestra cotidianidad: salsas románticas en el microbus, en la radio y en los XV años de nuestras amigas, primas y hermanas.
1. ‘Cali pachanguero’, Grupo Niche
En este 2024, ‘Cali pachanguero’ —una rola compuesta para chulear a la llamada capital de la salsa— cumple 40 años.
Esta canción si bien no entra en la categoría de las “románticas”, es una carta de amor para la ciudad colombiana de Cali, que como les contamos es considerada la capital de la salsa por el impulso que la gente le ha dado a este género.
Desde las escuelas, las orquestas, los centros nocturnos y hasta museos, todo está dedicado a la salsa. La composición de esta buena rola corrió a cargo de Jairo Varela, compositor y fundador de Grupo Niche y Sigara Georges.
2. ‘Qué locura enamorarme de ti’, Alejandro Vezzani
La verdad es que quién no conoce a Eddie Santiago, el cantaautor de salsas románticas que ha puesto a bailar a todo el mundo interpretar rolas como ‘Lluvia’, del compositor argentino Luis Ángel, ‘Me haces falta tú’. O la gran rola ‘Qué locura enamorarme de ti’.
Esta última es una canción de la autoría del cantante y compositor Alejandro Vezzani, escrita en nada más y nada menos que 1987.
3. ‘Amores como el nuestro’, Omar Alfanno
Es probable que muchos conocieron esta canción gracias a la rola de Shakira ‘Hips don’t lie’ —por la que, por cierto, la colombiana entró a un lío legal por derechos de autor, ya que utilizó un cachito de ‘Amores como el nuestro’, las clásicas trompetas, para meterle punch a su rola.
Total que ‘Amores como el nuestro’ es una canción escrita por el cantautor panameño Omar Alfanno y que toooooodo el mundo —al menos las generaciones de los 90 del siglo XX— conoció gracias a la interpretación del puertorriqueño Jerry Rivera. Acá les dejamos la interpretación de 1992 del buen Jerry Rivera.
4. ‘La cita’, Alejandro Jean Palacios
Pueees… esta canción no es precisamente del corte romántico de las salsas ochenteras y noventeras.
Sin embargo, es un gran rolón que habla de la desdicha de no ser amado y… anhelarlo. La composición estuvo a cargo del español radicado en Florida Alejandro Jean Palacios.
En 1992, la interpretación del colombiano Galy Galiano popularizó ‘La cita’, que se sigue escuchando en las bodas y los XV mexas.
5. ‘Idilio’, Alberto ‘Tití’ Amadeo
Aunque algunos no lo crean y hoy en día todo el crédito, a ojo de buen cubero, se lo ha llevado el buen Willie Colón con su interpretación, ‘Idilio’ fue escrito en 1930 por el compositor puertorriqueño Alberto, “Tití”, Amadeo.
Por ahí dicen que esta salsa está inspirada en una experiencia del mismo Amadeo, quien cuando ya tenía sus años se enamoró de una mujer más joven y casada.
Total que Amadeo y la joven terminaron por dar el paso, se entregaron a su idilio… hasta que los cachó el marido y el compositor tuvo que huir de Puerto Rico para después escribir esta rola en Nueva York.
En 1993, Willie Colón, considerado uno de los meros meros de las salsas románticas, interpretó esta rola que fue un trancazo en toda América.
El pilón: ‘Quimbara’, Junior Cepeda
Cerramos esta lista de salsas románticas para persignar la pista con ‘Quimbara’, una rola que la reconocemos en voz de la gran Celia Cruz.
La autoría de esta canción fue del puertorriqueño Junir Cepeda. Fue publicada e interpretada por la cubana e ícono de la salsa Celia Cruz y Johnny en 1974.
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