TAXCO (El Universal).— Justo a las 3 de la tarde, salió el ataúd blanco con el cuerpo de Camila Gómez Ortega de la funeraria Ángeles, en la avenida Los Plateros.
A diferencia del día anterior, ayer viernes todo era tristeza, consternación, frustración. La furia y la rabia quedaron atrás.
El cortejo fúnebre tomó rumbo al crucero conocido como La Garita, de ahí dobló a la izquierda y se metió en las calles empedradas que llevan al zócalo.
Todos los que conformaban el cortejo iba vestido con ropas blancas; los niños y niñas con globos blancos también.
A las puertas de las casas y negocios salieron muchos vecinos de Taxco a despedir a Camila.
Unos le aplaudieron, gritaron justicia por el crimen y otros más lloraron; no pudieron contener la emoción al ver pasar el ataúd de una niña que no tuvo que haber sido secuestrada y menos asesinada.
Una vendedora de artesanías que traía sus brazos ocupados por sus productos y junto a ellas un niño de unos nueve o diez años vieron pasar el cortejo.
La mujer no resistió: en su rostro las lágrimas rodaban sin cesar. El cortejo fúnebre de Camila cimbró la ciudad. La puso de frente a su nueva tragedia: la violencia extrema que se esconde entre su arquitectura colonial.
El crimen de Camila no sólo cimbró a Taxco, sino a Guerrero y a todo el país.
La tragedia de Camila no es nueva en el país ni en Taxco, muchas más niñas han sido secuestradas, desaparecidas y después halladas muertas. En 2019, la nutrióloga Magdalena Aguilar Romero fue privada de su libertad por su exesposo y luego fue asesinada, desmembrada y metida en ollas.
El caso de Magdalena horrorizó a Taxco. Sin embargo, el caso de Camila caló en la población. Generó indignación y rabia, como se vio en el episodio que se vivió el mediodía del jueves, cuando decenas de mujeres y hombres sacaron de su casa a Ana Rosa Díaz Aguilar y a sus hijos Alfredo y Alejandro Aguilar Estrada Aguilar. Luego los golpearon con brutalidad ante la inacción de policías y militares.
Ana Rosa murió minutos después de la golpiza. Alfredo y Alejandro son reportados graves de salud, pero estables, hasta ayer. Uno de ellos tiene fractura en cráneo y el otro, fracturas múltiples en uno de sus brazos.
Ana Rosa y sus hijos fueron acusados de haber secuestrado y asesinado a Camila. A la 1 de la tarde del miércoles, Camila fue a la casa de Ana Rosa para jugar en una alberca inflable con su hija menor. Tres horas después, la madre de Camila fue por ella, pero Ana Rosa le dijo que no había llegado. La buscaron, pero no la hallaron.
Supieron de Camila hasta que una vecina les mostró vídeos que grabaron las cámaras colocadas en su domicilio. Ahí vieron que Camila sí llegó a la casa de Ana Rosa y después vieron como Ana Rosa y otro hombre, identificado como José Ricardo Amado Gaytán, salieron de su casa cargando un bote con ropa y una bolsa negra de plástico; bajaron hasta la avenida Los Plateros, echaron el bote y la bolsa a la cajuela y se fueron. Camila fue hallada la medianoche del jueves, sobre la carretera federal Taxco-Cuernavaca. Todo eso lo presentaron a la Fiscalía General del Estado (FGE), pero la dependencia no reaccionó a tiempo, no pudo obtener la orden de aprehensión antes de que la furia se desatara.
Ayer viernes había mucha tristeza, pero también un poco de tranquilidad.
Y es que la población hizo justicia por su propia mano. Todo comienza ahora a tener más claridad. Por ejemplo, ya se sabe la causa de la muerte de la niña. Uno de los tíos, cuenta fuera de la funeraria que Camila murió por asfixia por estrangulamiento.
También dice que cuando la fiscalía les avisó del hallazgo, a las 4 de la mañana del jueves, Camila ya llevaba 14 horas de haber sido asesinada. Es decir, a la niña la pudieron haber asesinado una hora después de que llegó a jugar con la hija de Ana Rosa.
Cuatro minutos después de haber salido el cortejo, la FGE informó que cumplimentó la orden de aprehensión contra José Ricardo, el hombre que manejó el taxi donde supuestamente se llevaron el cadáver de Camila. Según el relato de los familiares, José Ricardo fue detenido el mismo miércoles y fue quien confesó dónde dejaron a Camila.
El cortejo fúnebre terminó en el panteón de la comunidad de Mina Vieja, el gritó fue unánime: “¡justicia para Camila!”.
Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, prometió ayer una investigación pronta y efectiva en el caso dela niña Camila. Ofreció que en este tema no habrá impunidad. En su cuenta de Twitter, publicó el siguiente mensaje: “Como gobernadora y mujer, pero principalmente como madre, me sensibilizo y condeno enérgicamente el artero crimen del que fue víctima Camila, en el municipio de Taxco (…)”.
Desaprobación Declaraciones de jefe policiaco
Una organización reprueba las declaraciones del secretario de Seguridad de Taxco.
Organización 50+1
Tras el feminicidio de Camila, la organización colectiva 50+1 condenó las declaraciones del secretario de Seguridad Ciudadana del municipio, Doroteo Eugenio Vázquez, quien acusó a la madre de la niña de omisión de cuidados, a pesar de que la menor acudió a la casa de una conocida.
Exhorto al gobierno
“Rechazamos las declaraciones de Doroteo Vázquez, las cuales culpabilizan a la mamá de Camila. Además, la organización hizo un exhorto al gobierno del estado de Guerrero para que cumplan con los protocolos de seguridad y eviten que la población enardecida tome justicia por sus propias manos.
Esta nota Entre globos y tristeza despiden a Camila apareció primero en Diario de Yucatán.