
El pueblo de Xochimilco con sus canales y embarcaderos está al sur de la CDMX y es conocido como uno de sus principales puntos turísticos y recreativos gracias a su belleza única en todo el país. Sus aguas quietas rodeadas de chinampas y árboles típicos cuentan todo tipo de historias y algunas son de las que no nos dejan dormir. Aquí tenemos 6 leyendas nacidas en los lagos de Xochimilco.

Como muchos de los barrios antiguos de la CDMX, Xochimilco está lleno de historias extrañas de apariciones, fenómenos inexplicables y hasta sirenas. Estas leyendas pasan de boca en boca y sobreviven al tiempo, creando expectación en cada nueva generación. No hay duda de que una visita a este lugar es como un viaje al pasado.

Sus pueblos con edificios coloniales, sus embarcaderos con comida típica, sus chinampas y sus más de 26 kilómetros de canales para navegar lo hacen uno de los lugares más especiales de la capital. Si a eso le sumamos una gran cantidad de leyendas de lo extraño, este barrio de la alcaldía Tlalpan lo tiene todo para pasar un buen rato.
6 leyendas de los lagos de Xochimilco
La Llorona
Como en muchos otros lugares de la CDMX como Coyoacán, el Centro Histórico o San Ángel, el famoso espíritu de La Llorona también se aparece en Xochimilco y según dicen, es en el Panteón de Xilotepec, el más grande de la zona, donde han visto o escuchado los lamentos de este espectro a altas horas de la noche o la madrugada.

Diferentes versiones cuentan que, al saber de la infidelidad de su pareja, esta mujer ahogó a sus hijos y su alma pena y se lamenta por ellos con el grito “¡Ay, mis hijos!” Algunos dicen que se trata del espíritu de La Malinche que pena por su traición y otros que es la misma Cihuacóatl, diosa azteca de la fertilidad.
Desde hace varios años se monta una representación dedicada a La Llorona en el embarcadero de Cuemanco, en la laguna de Tlilac de Xochimilco. Si te gustan las historias de fantasmas tienes que ver este espectáculo nocturno.
El nahual burro
En la mitología prehispánica, los nahuales son animales que representan al espíritu protector de la gente, aunque también se sabe que pueden ser hechiceros que toman una forma animal para perjudicar a la gente. Esta leyenda local cuenta que un campesino de Xochimilco le pidió la ayuda a un nahual para tener dinero y para esto hicieron un trato.

El hechicero le pidió que lo visitara en la noche y que viera lo que viera, no se fuera a espantar. Así, el hombre vio cómo el nahual se convertía en burro y le hablaba, pidiéndole que cada noche fueran a las milpas a recoger maíz para venderlo. Así el campesino pudo obtener dinero. El maíz desaparecía y la gente del lugar sospechaba, pero nada se pudo comprobar.
También hay una representación de “La leyenda del Nahual” que se monta en el embarcadero Las Flores Nativitas durante los meses de octubre y noviembre de cada año en un escenario flotante.
El toro de la Laguna del Toro
Otra leyenda cuenta que en la Laguna del Toro, una de las más grandes del lugar, cada año hay un toro que emerge desde sus profundidades soltando bramidos en la medianoche del 24 de junio, que marca la festividad de San Bernardino de Siena, patrón de la catedral local.

El toro aparece tres veces y agita las aguas al tratar de salir, pero desaparece cuando se dan las doce campanadas en la catedral. Esta leyenda existe desde hace varias generaciones y según dicen, en tiempos de la Revolución, los soldados zapatistas soplaban en cuernos para hacer el sonido del toro y asustar a la gente.
Fantasmas y otros seres en las trajineras
A partir de que Xochimilco y sus canales se convirtieron en una zona turística en 1930, llegaron a ocurrir accidentes y tragedias de gente que moría ahogada en las aguas. Ya es costumbre que los remeros cuenten que ven fantasmas de personas sentadas en sus trajineras y también entre los árboles de las chinampas cuando no hay gente en el lugar.

Así también, no faltan las leyendas de brujas y sirenas que seducen a los hombres con su dulce canto para llevárselos. Otros dicen que estos seres míticos aparecen en los canales para advertir a los pobladores de las sequías y que con su canto exigen el cuidado del agua.
El charro negro de La Noria
La Noria es uno de los barrios más antiguos de Xochimilco y ahí tenemos el Museo Dolores Olmedo. Dicen que en el lugar había un manantial considerado como mágico al que las mujeres locales acudían a lavar ropa. En una ocasión, llegaron dos hermanas a lavar, entonces, las aguas se agitaron y un hombre vestido de catrín hizo su aparición y trató de conquistarlas.

Ellas lo rechazaron y el aparecido se rió a carcajadas. Le lanzaron agua con sus jícaras y con esto se formó un arcoíris alrededor del personaje, con lo que las hermanas supusieron que era el mismo diablo. Al escapar a su casa, el arcoíris las siguió por el camino. Ellas nunca volvieron al manantial y se dice que tiempo después una de ellas enfermó y un día llegó el charro para pedir su mano, a lo que la familia accedió.
El catrín fue a la iglesia de San Bernardino de Siena y después de la misa se llevó a su esposa y nadie los volvió a ver. Tiempo después, dos mujeres que lavaban en el manantial vieron que a las doce del día las aguas se quedaron quietas y en el fondo vieron a la esposa del charro sentada y tejiendo alegremente.
La isla de las muñecas
Esta es la leyenda más popular de Xochimilco y cuenta que en la década de 1950, don Julián, un campesino local, encontró en su chinampa a una niña ahogada, lo que lo llenó de tristeza. Al pasar los días don Julián veía el espíritu de la niña en sueños y los vecinos escuchaban los lamentos de la niña.

Atormentado, Julián se dedicó a juntar muñecas de todo tipo que encontraba en la basura y otros lugares para que le sirvieran de amuleto y tranquilizaran al espíritu de la niña ahogada. Don Julián colgaba a las muñecas en los árboles de su chinampa. Pero un día lo encontraron ahogado en el mismo lugar donde descubrió a la niña, dicen que se volvió loco por la culpa de no poder salvarla.
La Isla de las Muñecas se volvió un lugar muy conocido y su colección de muñecas siguió creciendo con las que llevan sus visitantes y no falta quien dice que estos juguetes cobran vida por las noches.