
A mediados de los 2000, ser emo en México era más que un género musical: era una forma de ser. Entre flecos planchados, pantalones entubados y muñecas llenas de pulseras, una generación encontró refugio en una escena que se nutría de guitarrazos distorsionados y letras desgarradoras sobre el amor, la soledad y desilusión juvenil.
Mientras en Estados Unidos, My Chemical Romance y más bandas marcaban el camino, en nuestro país surgió un movimiento que adaptó la sensibilidad emo a nuestras propias historias y sentimientos.Las bandas mexicanas tomaron el sonido y lo hicieron suyo, con letras en español que hablaban entre otras cosas de corazones rotos, amistades pasajeras y el miedo a crecer.

La escena emo mexicana no solo fue un fenómeno musical, sino un espacio de identidad y comunidad que sigue resonando en quienes alguna vez se sintieron identificados con esta tribu urbana y encontraron un refugio en esa música triste y melancólica que hablaba directamente de sus problemas.
Entre todas las bandas que dejaron huella, hay cinco nombres que encabezaron el movimiento y lo definieron para siempre, aunque es probable que muchos no los recuerden. Y para refrescarles la memoria, a continuación les dejamos algunas bandas clave para la escena emo en nuestro país.
5 bandas que encabezaron la escena emo en México
Insite
Directamente desde Mexicali, Insite se convirtió en la banda que le puso soundtrack a los corazones rotos de toda una generación. Con discos como Una Vida No Es Suficiente (2006) y Esperando A Que Amanezca (2009), su combinación de post-hardcore melódico y letras llenas de nostalgia los hizo indispensables para el movimiento emo mexa.
Con rolas como “Rojo Azul”, “Cielos que lloran”, “Siempre me dejas”, “Piensa en que” o “Me amarás al amanecer”, la agrupación se convirtió en un ícono del sonido sad en nuestro país y creó varios himnos para los que pasaban horas en MySpace, Hi5 o Metroflog desahogando sus penas de amor.
Thermo
Thermo no solo fue una banda, fue un golpe directo al corazón de la escena. Con una propuesta que mezclaba la agresividad del screamo con pasajes melódicos que te hacían querer cantar hasta quedarte sin voz, discos como Arde En Mí (2005) y Bajo El Control del Radar (2007) los pusieron en el radar como uno de los actos más sólidos del género.
Rolas como “Lo siento” o “Alza la voz” son el ejemplo perfecto de cómo la banda originaria de Guadalajara podía equilibrar la intensidad emocional con el poder de los riffs de guitarra. Y sin duda, volver a escuchar sus primeros trabajos nos da un buen golpe de nostalgia, niéguenlo.
Tolidos
Si alguna vez te enamoraste en la secundaria/prepa y no dedicaste o te dedicaron una canción de Tolidos, ¿realmente viviste la adolescencia emo? Desde Chihuahua, esta banda –como la gran mayoría de esta lista– le cantó a los crushes imposibles, a los amores que se terminaban y a las promesas rotas de la juventud.
Con rolones como “Hoy”, “Verano”, “Último baile” o “El mundo puede esperar”, se convirtieron en la agrupación de cajón y favorita para todos aquellos que buscaban un sonido más melódico y sin tanto grito, pero con la misma intensidad sentimental. Definitivamente, es infaltable esta bandota si hablamos de la escena musical emo en México
Finde
Si hubo una banda que representó el lado más enérgico y esperanzador del emo en México, esa fue Finde. Con un sonido que tomaba influencias del punk rock californiano y una onda más melódico, lograron conectar con una audiencia que buscaba letras introspectivas y optimistas, pero con una vibra más acelerada.
Su disco Buscando Ángeles (2006) se convirtió en un clásico instantáneo, con canciones como “Largo camino a casa (Intoxicado)” y la rola homónima, transmitieron el sentimiento de querer escapar de la rutina y encontrar algo más allá de la monotonía adolescente. No cabe duda que su legado dentro del movimiento emo mexica es innegable.
Allison
Por último pero no menos importante, tenemos que hablar de Allison, una de las pocas bandas de la escena emo en México que logró colarse al mainstream sin perder su esencia. Su debut homónimo en 2006 pegó durísimo con rolas como “Frágil” y “Me Cambió”, donde combinaban la energía del pop punk con letras melancólicas y tristes.
Su impacto fue tan grande que, aunque con el tiempo su sonido se inclinó más hacia el rock alternativo en sus siguientes materiales, siempre serán recordados como una de las puertas de entrada al movimiento para muchos jóvenes que después descubrirían el lado más crudo del género.