Siempre nos hace falta conocer sobre el arte y la cultura de nuestro país, nuestras raíces y nuestro pasado nos dan identidad. No está de más conocer la obra de artistas emblemáticos que además forma parte de nuestro patrimonio cultural y por si fuera poco, es todo un deleite el poder contemplarla. Estas son 10 piezas imprescindibles del Museo de Arte Moderno de México.
Sabemos que el arte es un tesoro que permanece ante el paso del tiempo. Desde la música o el teatro, hasta la fotografía, la escultura y la pintura, las obras bien realizadas de cada disciplina son apreciadas indiscutiblemente tanto por los expertos como por el público en general. El Museo de Arte Moderno (MAM) es uno de los lugares excepcionales que hay en la CDMX donde podemos dar un viaje por nuestro pasado artístico.
A través de la historia, la pintura es una disciplina que ha seguido diferentes tendencias. Asimismo, la expresión de los pintores y muralistas habla mucho de las necesidades y las cuestiones sociales de su tiempo. En México contamos con una increíble paleta de pintores que dedicaron su vida a mostrarnos el mundo a través de su mirada muy particular. Aquí tenemos 10 piezas del MAM que resultan imprescindibles para cualquiera.
10 piezas imprescindibles del Museo de Arte Moderno de México
Estas obras de arte forman parte de la colección del Museo de Arte Moderno y podemos contemplarlas cada vez que lo visitemos. El lugar fue inaugurado en septiembre de 1964.
Las soldaderas – José Clemente Orozco (1926)
Un fiel retrato de los tiempos revolucionarios con el estilo figurativo característico de Orozco. Creado en 1926, representa a un par de soldaderas (adelitas, valentinas) que acompañan a un grupo de campesinos armados. La agitada época de la Revolución ya quedaba atrás para esa época. Así, el grupo armado del cuadro sigue su camino como para abandonar la escena.
Parábola óptica – Manuel Álvarez Bravo (1936)
A Manuel Álvarez Bravo se le reconoce como uno de los padres de la fotografía mexicana moderna. Su arte se preocupa de retratar la vida urbana y las tradiciones de la cultura nacional de una manera bella y profunda. Esta “Parábola óptica” es un juego para el observador y habla mucho del arte de Álvarez Bravo, que decía: “Si quieres ver lo invisible, observa con atención lo visible”.
Retrato de Lupe Marín – Diego Rivera (1938)
Lupe Marín fue una modelo para los murales y cuadros de Diego Rivera durante los años 20 y 30 del siglo pasado. Aquí ella aparece sentada en el estudio de San Ángel del pintor. La modelo también era escritora y Rivera le hizo una serie de retratos en 1938 para ilustrar su novela “La única”.
Las dos Fridas – Frida Kahlo (1939)
Una de las pinturas de Frida Kahlo que todos hemos visto alguna vez en algún lugar. Es uno de sus cuadros más reconocidos y fue pintado en el periodo de su separación de Diego Rivera. La pintora representa cómo era su vida con el pintor y sin él. Su doble autorretrato no deja de transmitirnos su sufrimiento con su particular estilo.
Nuestra imagen actual – David Alfaro Siqueiros (1947)
La controvertida imagen de un hombre desnudo y con rostro de piedra que muestra sus manos extendidas era para Siqueiros la imagen del mexicano moderno de 1947, que iba hacia el futuro sin dejar atrás sus raíces prehispánicas. Al pintor le preocupaba la decadencia del arte de su época. Propuso olvidar los academicismos y criticaba la pintura esnob.
La espina – Raúl Anguiano (1952)
Otro de los grandes pintores del siglo XX, Anguiano continuó con la tradición de los muralistas mexicanos. La escena de este cuadro retrata a María, la guía del pintor durante un viaje que hizo a Bonampak, en la Selva Lacandona. Sus cuadros muestran tradiciones y festividades mexicanas, así como paisajes de lugares emblemáticos de nuestro país.
Paisaje con piña – María Izquierdo (1953)
Como la imagen de un sueño extraño, este cuadro es la escena de un bosque sin una sola hoja con sus árboles que se alinean hacia el horizonte. María Izquierdo es una de las artistas más importantes de la época posrevolucionaria. En 1946 un ataque de apoplejía dejó paralizada la mitad de su cuerpo impidiéndole pintar. Años después pudo retomar la pintura y sus cuadros representaban paisajes desolados como este, que se ve adornado por una piña.
La nube – Luis Ortiz Monasterio (1954)
Luis Ortiz Monasterio fue el artista encargado de esculpir el Monumento a la Madre y la Fuente monumental de Nezahualcóyotl en el Bosque de Chapultepec. Se dedicó a estudiar el arte y la composición de la escultura y la arquitectura prehispánicas y lo plasmó en su obra. “La nube” es un buen ejemplo. Esta escultura es una mezcla del arte precolombino y el de la vanguardia de la mitad del siglo XX.
Mujer saliendo de psicoanalista – Remedios Varo (1960)
La obra de Remedios Varo es una de las más características con sus personajes y mundos oníricos y surrealistas. Sus pinturas son inquietantes para el espectador y “Mujer saliendo del psicoanalista” no se queda atrás, con la mujer que sale de un supuesto consultorio envuelta en una capa y está a punto de tirar la cabeza de un hombre en un pozo. Sus cuadros están llenos de detalle y vale la pena contemplarlos en sus versiones originales.
Retablo – Carlos Mérida (1961)
El pintor guatemalteco nacionalizado mexicano se encargó de trabajar en su obra con figuras abstractas que no dejan de sugerirle imágenes figurativas al espectador. Integró los elementos del cubismo en su pintura y realizó murales y otras obras pictóricas de gran escala. “Retablo” presenta una serie de figuras que se quedan en la imaginación y no dejan de sugerir nuevos elementos.
¿En dónde está el MAM?
El Museo de Arte Moderno de México está en Paseo de La Reforma y Gandhi S/N, I Sección del Bosque de Chapultepec, muy cerca de las estaciones del metro Chapultepec y Auditorio y de la estación Gandhi del metrobús. El precio de la entrada es de 90 pesos y es gratuita para estudiantes, maestros, personas con credencial del INAPAM y personas con discapacidad.
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