
Durante los últimos días, un tramo crítico de la carretera México-Tuxpan, una de las principales vías de comunicación entre el centro y el noreste de México, sufrió una fractura significativa que ha provocado un cierre parcial y ha generado un caos vial considerable para cientos de conductores y transportistas.
El daño se localizó en el kilómetro 72, en el municipio de Tulancingo, Hidalgo, donde las intensas lluvias y el desgaste acumulado en la infraestructura provocaron la aparición de una grieta profunda que afecta tanto la autopista como la carretera libre. Según la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la fractura mide aproximadamente 1.5 metros de ancho por 3 metros de largo, lo que representa un riesgo grave para la seguridad vial.
Debido a la magnitud del daño, las autoridades decidieron cerrar ambos sentidos de circulación en ese tramo para llevar a cabo los trabajos de reparación y evitar accidentes. Esta situación ha causado largas filas de vehículos, especialmente de transporte de carga, afectando la economía local y regional, además de generar frustración entre los viajeros.

Los equipos de emergencia y maquinaria pesada fueron movilizados de inmediato para evaluar la magnitud de los daños y comenzar las labores de estabilización y reparación del pavimento. Las autoridades estiman que las obras podrían durar entre 7 y 10 días, aunque esto dependerá en gran medida de las condiciones climáticas y la rapidez en la movilización de recursos.
Mientras tanto, se han habilitado rutas alternas para desviar el tráfico y minimizar el impacto, aunque estas vías secundarias presentan limitaciones en capacidad y seguridad, lo que ha llevado a mayores tiempos de traslado y riesgos adicionales para los conductores. La SCT y autoridades locales han exhortado a los usuarios a planificar sus viajes con anticipación y mantenerse informados sobre las condiciones de la vía.
Este incidente ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de la infraestructura carretera ante fenómenos climáticos extremos y la necesidad urgente de mejorar los sistemas de mantenimiento y monitoreo. Las comunidades cercanas también han manifestado preocupación, ya que la interrupción prolongada afecta la movilidad de productos, servicios y personas, golpeando la economía y calidad de vida.








