
#Hermosillo, #Sonora. — La Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (#FGJES) confirmó el hallazgo de cuatro cuerpos sin vida en las inmediaciones de la carretera 36 Norte: tres eran niñas —hermanas entre sí— y el otro correspondía a su madre, quien había sido localizada muerta un día antes en la misma zona. Los cuerpos de las menores estaban abrazados y con señales de haber sido ejecutadas a balazos.
La tragedia se descubrió gracias a integrantes del colectivo Madres Buscadoras por la Paz, quienes realizaron el reporte luego de encontrar a las niñas bajo un mezquite, aún en pijamas y huaraches. Alrededor de ellas había casquillos percutidos y huellas de vehículos. El hallazgo fue realizado el sábado 5 de julio en un terreno del campo agrícola Rosella, aproximadamente a 80 kilómetros al poniente de Hermosillo.

Las víctimas fueron identificadas como Meredith, Medelin y Karla, de 9 y 11 años, respectivamente, así como su madre, de 28 años. Las menores habrían sido sustraídas de su casa en la colonia Tierra Nueva, una zona golpeada por la violencia. De forma preliminar se informó que los cuerpos estaban muy cerca de la carretera, lo que indicaría que fueron llevadas hasta ese lugar para ser ejecutadas.
La Fiscalía informó este domingo que ya hay un detenido, quien era pareja sentimental de la madre. Se trata de un hombre vinculado con una organización criminal y dedicado a la distribución de drogas en Hermosillo. Las autoridades aseguran que está directamente relacionado con el asesinato de las cuatro víctimas, y que ya se le están realizando peritajes para fortalecer la carpeta de investigación.
El caso ha sido declarado prioritario por las autoridades de Sonora
El Gabinete de Seguridad del estado ya declaró este caso como prioritario. Se están realizando labores de campo, peritajes y análisis forenses con la participación de autoridades municipales y estatales. El crimen ha conmocionado a la población, no solo por la brutalidad, sino también por la edad de las víctimas, lo que ha encendido una alarma sobre el nivel de violencia que afecta a las familias en zonas vulnerables.
Esto no puede seguir así. ¿Qué culpa tienen los niños de morir de esta forma? ¿Qué clase de mundo estamos permitiendo cuando una madre y sus hijas son asesinadas de manera tan cruel y desalmada? La sociedad exige justicia, no solo para esta familia, sino para tantas otras que han sido víctimas del crimen organizado. Nadie debería vivir con miedo, y mucho menos morir así.
