
Durante 2024, al menos 18.9 millones de mexicanos mayores de 12 años —equivalente al 21 % de quienes usaron internet ese año— enfrentaron alguna forma de ciberacoso, de acuerdo con los datos más recientes del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) del INEGI. Las mujeres fueron las más afectadas, con una tasa del 22.2 %, mientras que entre los hombres la cifra fue del 19.6 %.
El agresor más común recurrió a identidades falsas para contactar a las víctimas, práctica denunciada por el 36 % de quienes sufrieron acoso digital. Le siguieron los mensajes ofensivos (34 %) y las llamadas intimidantes (22.6 %) Y en el aspecto emocional, el impacto fue significativo: 58.6 % de las víctimas expresó enojo, 36.7 % desconfianza y 30.1 % inseguridad; entre mujeres, 34.5 % declaró haber sentido miedo, casi el doble del 16 % reportado entre hombres.
En cuanto a plataformas digitales, WhatsApp y Facebook fueron escenarios principales del acoso, con casi 40 % de las víctimas señalando haber sido atacadas por estos medios. Las llamadas a teléfono celular también estuvieron entre las más frecuentes, con un 29.3 % de los casos.
Geográficamente, los estados con mayor prevalencia fueron Yucatán (29.7 %), San Luis Potosí (26.9 %) e Hidalgo (26.2 %), en contraste con entidades como Morelos (15.1 %), Tamaulipas (16.1 %) y Baja California (16.2 %), que reportaron niveles más bajos.
El perfil del agresor también fue revelador: en el 62.9 % de los casos las víctimas no conocían al culpable; solo en el 21.6 % se trataba de personas conocidas, y el 15.5 % reportó haber sido acosado por conocidos y desconocidos simultáneamente. Además, entre quienes identificaron al agresor, un 52.1 % de las mujeres señalaron que fue un hombre; en el caso de los hombres, el porcentaje fue similar: 57 % reportaron hombres como agresores.
Llama la atención también que quienes fueron víctimas pasaban más tiempo conectados: en promedio 5.5 horas diarias frente a las 4.6 horas de los usuarios no acosados, lo que sugiere una relación directa entre mayor exposición digital y riesgo.
El INEGI también revela que las mujeres jóvenes de entre 20 y 29 años registraron una incidencia particularmente alta, superando el promedio nacional y posicionándose como el grupo demográfico más vulnerable.