
A pesar de haber sido una de las figuras más queridas de la televisión infantil en los años 2000, el actor y cantante estadounidense Drake Bell enfrenta una realidad económica devastadora. En una reciente entrevista en el pódcast The Unplanned, el artista de 39 años reveló que, a pesar del éxito global de su serie Drake & Josh, no recibe ni un centavo por las múltiples retransmisiones del programa, ni en televisión ni en plataformas de streaming como Netflix.
Bell explicó que, a diferencia de otros actores que continúan generando ingresos por la sindicación de sus programas, él y su compañero de reparto, Josh Peck, nunca recibieron regalías. “La gente cree que eres rico por salir en televisión”, lamentó Bell, y agregó: “Netflix acaba de comprar la serie, está en el top 10, y hay tres canales haciendo maratones de Drake & Josh. Y yo… no recibo nada”.
El actor también criticó duramente a la industria del entretenimiento, calificándola de “llena de gente malvada y corrupta”. En su contrato con Nickelodeon, según reveló, se especifica que no recibiría compensación alguna, ni siquiera si el programa se emitiera en otros planetas.
Esta falta de ingresos residuales ha tenido consecuencias devastadoras en la vida de Bell. En 2014, el actor se declaró en bancarrota, con deudas superiores a 1.6 millones de dólares y gastos mensuales que superaban sus ingresos. Incluso perdió su casa en Los Ángeles por una ejecución hipotecaria.
A pesar de su difícil situación económica, Bell ha encontrado un nuevo hogar en México, donde ha desarrollado una exitosa carrera musical. En una entrevista reciente, el actor compartió: “No sé si en Estados Unidos tal vez ha habido un estigma de ‘Ah, estás en la televisión, no eres un verdadero músico’. Simplemente, difuminan las líneas fuera de Estados Unidos. La primera vez que fuimos, la gente cantaba todas las letras de mis canciones, incluso las que no estaban en el programa”.
La historia de Drake Bell es un recordatorio de las realidades ocultas detrás del brillo de la fama televisiva y de cómo la industria del entretenimiento puede dejar de lado a aquellos que una vez fueron sus estrellas.